-
Navega tranquilo
-
He sufrido violencia de género
-
He sufrido un delito sexual
-
He sufrido un delito de odio
-
He sufrido acoso escolar
He sufrido acoso escolar
No estás indefenso. Si has sufrido amenazas, rumores, ataques físicos o verbales o exclusión intencionada por parte de algún compañero, no tires la toalla. A veces es difícil defenderse, pero puedes acabar con el acoso:
- Habla. Cuéntaselo a tus padres, profesores y a las personas que te quieren y te respetan.
- Hazte fuerte. Confía en ti mismo, mantén la calma y no muestres miedo.
- Defiéndete. No utilices la violencia, pero hazle saber a los acosadores que no te gusta lo que te hacen.
- No tengas miedo. Habla con tus padres y profesores y cuéntales todo lo que te ocurre.
- Protégete. Si has sufrido alguna lesión, acude a un centro médico y solicita un informe. Si crees que es necesario, ve a la Policía: tienen especialistas en acoso escolar que te ayudarán.
- Informa al colegio. Pide a tus padres que comuniquen tu situación por escrito.
NO TE QUEDES CALLADO
No tengas miedo: habla con tus padres y profesores cuanto antes. Tal vez temas que te llamen chivato o puede que incluso te hayan amenazado con hacerte daño. Pero tienes que romper tu silencio para terminar con el acoso. Estar callado te aísla y es exactamente lo que los acosadores quieren: que no haya nadie para ayudarte. No lo permitas.
- Habla con tus padres. No tengas miedo a su reacción: no has hecho nada malo. Nadie mejor que ellos para protegerte.
- Busca a un profesor. Si te hacen daño en el colegio, es la persona de confianza que estará más cerca para ayudarte.
- Informa al centro escolar. Pídele a tus padres que reporten tu situación por escrito. Es la mejor manera de hacerla visible.
PON FRENO
Es muy difícil enfrentarse a algo que te aterroriza, pero tienes que dar el paso. No temas equivocarte ni empeorar las cosas: exige que pare el maltrato de manera alta y clara. Es una de las formas de conseguirlo.
- Convéncete a ti mismo de que no te mereces ser maltratado. Repítete el mensaje hasta que seas capaz de decirlo en voz alta con seguridad. Ensaya frases como ¡Déjame en paz!, ¡Eso que haces está fatal! o ¡Voy a chivarme cada vez que me molestes! Cuando crees en ti, es más fácil que los demás te crean.
- Habla con tus compañeros. Diles que te lastiman, que no te gusta cómo te están tratando y que piensas defenderte.
- Apóyate en los que te quieren. Háblales de cómo te sientes, qué piensas o por qué estás enfadado. Expresar tus sentimientos evita que se conviertan en frustración o tristeza. Seguro que a tu alrededor encuentras apoyo.
MANTENTE TRANQUILO
Los niños que te agreden intentan que estés nervioso o asustado. Lo hacen porque cuando tienes miedo eres más vulnerable. Es importante que cuando se acerquen te muestres tranquilo. Si mantienes la calma podrás defenderte mejor.
- Sé tú mismo. No hay nada malo en ti ni has hecho nada que justifique que te maltraten. Al contrario: estás siendo muy valiente. Confía en ti y sé cómo eres.
- No te preocupes si a veces estás solo. Pronto descubrirás que hay más compañeros que te aprecian y te tratan como te mereces. Mejor aléjate de las malas compañías.
- Evita las situaciones de riesgo. Quédate donde haya más niños y profesores. Rodéate de personas que te traten bien, aunque no sean populares.
Si crees que has presenciado algún acto de acoso debes saber que el papel de los testigos es clave para detener estas conductas. Los empujones, insultos reiterados o las intimidaciones hacia un compañero pueden ser un delito muy grave. Si no haces nada para evitarlos, te conviertes en cómplice.
- No seas un espectador. A los niños que acosan a otros les gusta tener público. Es parte de lo que llama “triángulo del acoso” (acosador-acosado-testigos). Si presencias un acto de acoso, márchate y díselo a un profesor.
- No hacer nada te convierte en cómplice. Tu presencia silenciosa refuerza la sensación de poder del acosador y humilla todavía más a la víctima. Quedarte callado te convierte en culpable.
- La importancia de ver las cosas desde fuera. Es muy difícil que alguien que sufre reiteradamente acoso sea capaz de denunciarlo. También es posible que el niño maltratado ni siquiera haya tomado conciencia de su situación de víctima. Por ello, necesitamos que los niños que ven la situación la detengan, bien hablando con un adulto o bien diciéndole al agresor que lo que hace está mal.
- ¿Y si el siguiente fueras tú? No hay muchas diferencias entre los niños que sufren malos y tú. Si no haces nada, estás dándole un gran poder al acosador. Nada te garantiza que la próxima vez no vaya por ti o por alguien a quien quieres como un hermano o un amigo.
Si sospechas que tu hijo o algún otro niño que conozcas, intenta responder las siguientes preguntas:
- ¿Tiene miedo de ir al colegio? Si se muestra reticente o inventa excusas para no ir a clase, permanece alerta.
- ¿Evita las actividades con sus compañeros y las clases de gimnasia? Es posible que tenga miedo al contacto físico con el agresor.
- ¿Pierde el material escolar o los juguetes? Los acosadores suelen robar las pertenencias a otros niños. Si tu hijo siempre pierde los juguetes y titubea cuando se lo preguntas, intenta averiguar qué ocurre.
- ¿Ha cambiado su personalidad o estados de ánimo? Si está más callado, retraído o apático es posible que esté sufriendo algún incidente traumático.
- ¿Se muerde las uñas? Si antes no lo hacía, puede ser un síntoma de estrés por sufrir una situación traumática.
Si haz respondido positivamente a varias de estas cuestiones, habla con tu hijo cuanto antes.
- Escúchale. Con mucho tacto y paciencia, intenta que te cuente el motivo de sus cambios.
- No lo cuestiones. No pongas en duda sus palabras ni le sometas a un interrogatorio. Esto solo provocará que se retraiga más.
- Apóyale. Muéstrale que tiene toda tu ayuda y que, si existe una situación de acoso, juntos podéis erradicarla.
- Informa al colegio. Habla con los profesores y con la dirección. Es recomendable que pides una cita que quede registrada en la agenda y que informes de la situación por escrito para dejar constancia de la situación.
- Habla con los tutores. Si tras una primera cita el problema persiste, insiste. Pide una nueva cita con los orientadores, tutores y directores del centro y haz seguimiento de las soluciones que te den. Intenta que vuestros encuentren se queden registrados en la agenda.
- Acude a la Policía. En la Comisaría más próxima tienes agentes especializados en acoso escolar. Si lo prefieres, pueden hablar con la Dirección del centro.
- Busca el apoyo de una asociación. Hay colectivos que se encargan de asesorarte. Pueden mediar con el colegio y acompañarte a las reuniones con el centro escolar.